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Las coordenadas en el mapa mental no asignan una posición variable respecto a un lugar fijo, un movimiento uniforme que da vueltas alrededor de un punto, centro unificador del pensamiento. Las pistas no conducen mediante un trabajo minucioso a la reconstrucción de un escenario de los hechos, círculo de confusión donde convergen las determinaciones, destino final. En realidad, desde siempre, desde el momento en que se inicia el pensar, es el punto el que se pone a dar vueltas, gira sobre un eje que modifica a cada instante, lugar móvil, independiente de cualquier referencia, que cambia de sitio sin moverse en un espacio dado. El desplazamiento del objeto pensado, larva vibrátil, es el desplazamiento del plano de reflexión, medio nutricio cambiante, variedad de múltiples dimensiones. La idea es un esbozo, describe un paisaje desconocido, extraño, evento imprevisible hasta su aparición súbita. Nadie sabe lo que va a pasar a continuación; el lugar elegido es (una) incógnita.